Me enamoré de ella
"Me enamoré de las pequeñas cosas que hacia ella, de la entrada angosta pero dorada hacia su vida, donde todo parecía natural pero en realidad, eran cosas que jamás compartes si porque si con alguien. Me enseño como cocina y su molestia por las mañanas al despertar. Su risa graciosa y me dijo sus más oscuros secretos, esos que suelen ser tan pequeños como una semilla de girasol o tan grandes como sus sueños.
Me enamoré de sus ojitos color sol y me quede en algunas de sus tantas y negras pestañas. El perfume tibio de su cuello me hizo memorizar las más frías de las despedidas.
Y si me preguntas porque me enamore de ella, tal vez comenzó desde el día quede dormido tomando su mano, acto que ha sido sin duda alguna, de los gestos más tiernos que he compartido en el baile de querer a alguien.
Me enamoré de ella aunque gigante y engreída, aunque de doble moral y bastante empedernida. Me cautivaron las historias que contaba, a media luz, de más de millones de estrellas, de hombres viajando en tierras lejanas y de primeras ciudades con luces por la ventana.
Y no, no me enamoré solo para dejarle porque su recuerdo llena el corazón y anima a tocar la puerta blanca de su voz y su ternura a recorrer calles llenas de hojas de otoño.
Si, le quiero en silencio y en la distancia, más allá de lo que se prometió en el pasto verde y en el firmamento azul, una noche de Septiembre donde ya no habría vuelta atrás, donde ambos sabíamos hacia donde nos llevaría esa charla porque los amores como el de ella aparecen un día de buenas a primeras y nunca se pueden quedar pero también jamás se olvida"
(Jidoc, 2019)
"Me enamoré de las pequeñas cosas que hacia ella, de la entrada angosta pero dorada hacia su vida, donde todo parecía natural pero en realidad, eran cosas que jamás compartes si porque si con alguien. Me enseño como cocina y su molestia por las mañanas al despertar. Su risa graciosa y me dijo sus más oscuros secretos, esos que suelen ser tan pequeños como una semilla de girasol o tan grandes como sus sueños.
Me enamoré de sus ojitos color sol y me quede en algunas de sus tantas y negras pestañas. El perfume tibio de su cuello me hizo memorizar las más frías de las despedidas.
Y si me preguntas porque me enamore de ella, tal vez comenzó desde el día quede dormido tomando su mano, acto que ha sido sin duda alguna, de los gestos más tiernos que he compartido en el baile de querer a alguien.
Me enamoré de ella aunque gigante y engreída, aunque de doble moral y bastante empedernida. Me cautivaron las historias que contaba, a media luz, de más de millones de estrellas, de hombres viajando en tierras lejanas y de primeras ciudades con luces por la ventana.
Y no, no me enamoré solo para dejarle porque su recuerdo llena el corazón y anima a tocar la puerta blanca de su voz y su ternura a recorrer calles llenas de hojas de otoño.
Si, le quiero en silencio y en la distancia, más allá de lo que se prometió en el pasto verde y en el firmamento azul, una noche de Septiembre donde ya no habría vuelta atrás, donde ambos sabíamos hacia donde nos llevaría esa charla porque los amores como el de ella aparecen un día de buenas a primeras y nunca se pueden quedar pero también jamás se olvida"
(Jidoc, 2019)
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